staba sentada en el jardín perfecto, junto a una fuente que emitía un sinfín de sonidos que ejecutaban recuerdos vivos, recuerdos muertos. Suspiros.
Cerré el libro. Cerré el misterio.
Mundana sociedad, estúpida maldad, me bañó, me contagió y cuando quise despertar ya era tarde pues la perfección estaba en mis venas, fue parte de mi infancia y bella la vi, me tomó y me tendió una trampa de la cual me cegué, me dejé seducir, Es bella; lo es.
El juego perfecto. Andar derecho, sonriente e inteligente.
¡No llores, no suspires, no estornudes! ¡NO LO MIRES! Ella decía.
Tenía que hacer algo para lograr mi venganza perfecta, la venganza era simple: Meterse dentro de una persona, influir en su vida, jugar con su mente y después de saciar mí sed; SEGUIR.
Misterio dejé, misterio llevaré y en la gota de placer: Me encuentro llena de ser.
¡LO LOGRÉ! ¿No lo ves?
Entonces me metí. Me amé, me hice todo a mí misma porque yo tenía que ser perfecta.
Ante toda la multitud me mostré y esperaban algo simple yo lo sé; era perfecto.
¡Más no era suficiente! Necesitaba el cielo, necesitaba los ojos de todo el mundo. Y no me bastaba la cantidad de todo el mundo, me fasciné pues Dios les dio 2 ojos.
PERFECTO. Lo sé.
El mejor escenario encontré, el cielo azul estaba allí y en la madrugada de julio el anuncio se hizo inoportuno y cuando el fin del mundo; llegaba mi papel, mi candileja me esperaba.
Salí y bailé, actué tristeza y amor. Actué odio y vergüenza, actué pudor y coraje. Actué perfecto que la gente creyó que moría, ¡Qué ser tan divino, qué ser tan único!
Gritaban, aplaudían, la multitud me quería. Al fin obtuve su gratitud y su atención, ¿No lo ven estúpidos? Queridos, ¡Aquí estoy!
Entonces vi esa luz, el aura que esperé, allí estaba mi amado con cara de asustado.
Ella lloraba y la multitud lloraba.
Entonces suspiré y caí del escenario.
Mi reflector era la luz de la luna, el escenario era el reflejo de un eclipse y el ruido del público eran sus gritos desesperados.
El sol salió, la luna se fue.
Me llevó y entonces llegó Dios y me dijo ‘’Perfecto’’. ¡Qué tu llanto sea eterno!
Y la oscuridad no volvió, porque la luna me enamoró, la seduje, la enamoré y desde la altura media me encontré que arriba de mí había un poder supremo que no podía controlar. Y mi mente decía que tenía razón.
¡MALDITA TENTACIÓN!
Desperté en otro cuerpo en la madrugada. Y en mi llanto yo le dije ‘’Me dio otra oportunidad, otra oportunidad para corregir mi error. Prometo no volver a seducir a la luna, prometo no controlar lo incontrolable, prometo ser mejor’’.
Prometo ser imperfecta.